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Jadin Bell ha sido el último joven en sumarse a la descarnal lista de adolescentes que no encuentran salida ante el infierno en que se convierten sus aulas. Es un hecho que la homofobia no solamente mata en países de cultura musulmana o remota.

En estos días ha sido noticia la “salida del armario” de Jodie Foster en los globos de oro. Desgraciadamente, aún sigue siendo titular que una persona hable de su homosexualidad (por los escasos famosos que lo hacen público) y curioso que se tilde de revelación el lesbianismo de la Jodie cuando todo el mundo ya lo sabía. Leer como los diferentes periódicos recogieron la noticia da qué pensar "Jodie Foster declara ser lesbiana" (versión juicio);

Hay un sector de la sociedad que está muy preocupado y ocupado en que la homofobia no abandone los centros escolares. Wert, el ministro que quiere españolizar a los catalanes, parece que también está decidido a catolizar a todos los españoles. En la nueva ley de Educación (LOMCE) que ha redactado codo a codo con la jerarquía católica, elimina la asignatura de “Educación para la ciudadanía”

En estos días se ha filtrado que la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) dará un paso adelante en la despatologización de la transexualidad y en su próximo manual (el DSM-V, previsto para mayo) cambiará el término “trastorno de la identidad sexual” por el de “disforia de género”. Esto no es ni mucho menos aún lo deseable, pero al menos, si es más de lo que teníamos hasta ahora.

Hace unas semanas el Tribunal Supremo condenó a Telecinco a indemnizar con 35.000 euros a Patricia Conde por insinuar que tenía una relación sentimental con una amiga suya. El Supremo, en su acto, hace una completa reflexión sobre el daño al honor causado por atribuir una relación sentimental homosexual a la demandante.